domingo, 6 de julio de 2014

Soy de odio.

No trato de decir que soy la única. No deseo dar a entender que soy la única rota. Somos muchos. Demasiado pequeños para sentirnos las estrellas negras del Universo.


Trato de comprender cada palabra turbia y llena de odio hacia mí misma. El miedo lo llevo sobre mí y todos lo notan. Carcomo la felicidad, exploto la alegría ajena para convertirla en mía pero la desplomo. Junto a mí es difícil que seas feliz. Lucho poco para volver a resbalar. He inventado maneras de ocultarme con miradas tenues, sonrisas pálidas y nudos en la garganta.
Muy sola y demasiado acompañada. Soy el conjunto de monstruos de una infancia.  Me asusto, lloro, me corto, me destruyo,  me aborrezco. Y puede ser que esté así todo el tiempo.