martes, 24 de junio de 2014

Encerrada en la melancolía.

Esa sensación, esa lúgubre sensación de estar  en un rincón y no soportar ni una mínima sacudida de fatiga. Vuelvo a ser mi propio pañuelo, no es que lo quiera pero sigo bañándome en fracasos, sigo rasguñando y golpeando las heridas.
Vuelvo a vomitar llanto. ¿Qué se pude hacer al lado de la melancolía? Sólo intentar no gritarle a mi sombra irritada y hastiada.
Espero no estar bendecida por la prisión del dolor, no es mi intención sentirme derrotada. No ambiciono palabras acogedoras porque éstas con facilidad salen volando. En cambio, escurro mis emociones, cualquier sensación la transformo con tinta y papel. Visto en letras mis miedos y mis efectos, no hay mejor cura que escribir.
Pero algún día no tendré miedo… me revelaré y dispararé a mis recuerdos.

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